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Un país bajo el agua y un caudaloso río que se secó: los desastres climáticos de la semana

Columnista invitada

Pakistán bajo el agua el tercer río más largo del mundo, seco. La emergencia climática es un hecho, ¿qué estamos haciendo para entenderlo?

Como ya lo venía haciendo, hoy les comparto los desastres climáticos de la última semana. Estos desastres son producto de la emergencia climática que estamos viviendo y que, desafortunadamente, para muchas personas es algo del futuro que no nos va a tocar. Nada más lejos de la realidad.

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Muchos países (recordemos que los países son construcciones humanas y que el planeta no tiene ese tipo de límites) están sufriendo los estragos de eventos climáticos catastróficos que van desde sequías hasta inundaciones, hambruna y desplazamiento. Estos eventos se producen por el calentamiento de la Tierra y este calentamiento es producto de la explotación humana de combustibles fósiles, del consumo desmedido, de la sobrepoblación humana y de la relación nociva que tenemos con el planeta y los demás animales. Pakistán es el país que en este momento está sufriendo las peores consecuencias de la crisis climática, siendo un país que solo aporta el 1% de las emisiones de CO2 a la atmósfera.

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Como ya lo hemos hablado, los más vulnerables van a ser los que lleven del bultoColombia: un infierno para los defensores del planeta, los países con menor capacidad adquisitiva (como Colombia) no van a tener la forma de prepararse ante las eventuales catástrofes que se avecinan.

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En este momento Pakistán tiene el 20% de su territorio sumergido bajo el agua, esto significa que los cultivos de algodón que hacen parte principal de su economía se han inundado y las pérdidas económicas son enormes. Se habla además de alrededor de 1000 personas muertas y 30 millones de personas afectadas. Esta es una crisis sin precedentes y lo peor es que en el futuro los estragos serán mucho mayores.

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En China el río Yangtze en Chongqing, el tercero más largo del mundo, se secó. Todas las actividades que se realizaban en el río debieron cesar, muchas fábricas recibieron la orden de cerrar sus puertas, pues la demanda de aire acondicionado, que subía debido al calor, era imposible de satisfacer porque la electricidad producida en las hidroeléctricas cayó a la mitad.

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Todas las catástrofes tienen unas implicaciones económicas: hay actividades que deben parar por completo, hay pérdidas físicas de infraestructura, hay afectaciones en los suministros y un largo etcétera. Tal parece que a pesar de que la economía es lo único que nos importa, no vemos que la crisis climática va a tener un impacto tan severo en nuestra sociedad que es posible que sea la última crisis que nuestra civilización enfrente.

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En este momento esas crisis parece muy lejanas, por lo menos de nuestro país, Colombia, pero la realidad es que no seremos inmunes a los desastres que vendrán a raíz del calentamiento del planeta y la pérdida de diversidad biológica.

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Algunos autores hablan de que en el 2035 más de 2.000 millones de personas estarán en total hambruna y esto estará acompañado, obviamente, de una crisis social sin precedentes. Algunas personas que son nuevas en este espacio se preguntarán ¿qué podemos hacer? lo que podemos hacer es cambiar RADICALMENTE nuestro estilo de vida, separarnos lo más que podamos del uso de combustibles fósiles, esto significa bajarnos del carro y montarnos al transporte público, no hacer viajes largos en avión y ser muy vigilantes con lo que consumimos, además sacar a los animales y a los productos derivados de ellos de nuestros platos, pensar en tener uno o ningún hijo, no usar desechables ni productos que terminen en el botadero de basura y, en general, presionar a las empresas y a los gobernantes a que hagan cambios estructurales URGENTES y RADICALES que nos salven el pellejo.

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Por supuesto que lo que tenemos que hacer hoy y siempre, con este y otros temas, es informarnos de fuentes de confianza, ser críticos con la información y nunca negar nuestra responsabilidad.

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Somos motores de cambio y debemos recordarlo. Pero la transformación solo se produce cuando se cambia sin miedo, entendiendo que esos cambios requieren una adaptación y que seguramente no va a ser fácil. Pero si queremos seguir disfrutando de este hermoso planeta, tenemos que ser otros, opuestamente diferentes.

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No pretendo quitarle los ánimos a nadie, entiendo que este contenido es bastante denso y difícil de asimilar. Estamos hablando de la desaparición del mundo como lo conocemos y de la desaparición de nuestra especie, o sea nuestros amigos, hermanos y de nosotros mismos. Pero sería irresponsable de mi parte pintar un escenario donde todo funciona bien. Yo no puedo hacerme la loca ante ante la amenaza que nuestra presencia en la Tierra tiene sobre otras especies. El planeta no es humano, el ambiente no es humano, aquí no vivimos solo nosotros, y tenemos la obligación de hacer las cosas distinto y mejor por los demás. Así que estos contenidos que parecen pesimistas, pero que son realistas, simplemente buscan que comprendamos nuestro papel como motor de cambio.

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Cambiar(se)

Transformar(se)

Cuestionar(se)

Movilizar(se)

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Les quedaré debiendo otras catástrofes del momento y una reflexión importante sobre la necesidad de dejar el peligroso optimismo a un lado…

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Pd: Cuando hablo en estos videos debo hacerlo a la velocidad de la luz, porque ahora todo es inmediato. Una información tan importante y profunda debe darse en menos de 1 minuto y sino las personas pierden el interés. Tenemos un gran reto en la comunicación de las realidades planetarias, en un mundo virtual instantáneo, efímero y superficial.


Juliana Barberi

Directora RAYA

Ingeniera biomédica – MSc en Desarrollo Sostenible

[email protected]