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ES HORA DE RECONSTRUIR LA INSTITUCIONALIDAD CULTURAL DE MEDELLÍN

En la inauguración de la edición treinta y seis de la Feria del Libro de Bogotá, la prodigiosa filóloga y escritora Irene Vallejo hizo referencia a la promoción de lectura en el departamento del Chocó. Unos días antes de la inauguración del grandioso evento, Vallejo visitó Motete, con su gestora, la escritora Velia Vidal. En una entrevista realizada por la periodista Camila Osorio, Irene narró que: “allí se hace realidad la idea de que el acceso a los libros, en territorios tradicionalmente desprovistos de resortes para la lectura, tiene un impacto real sobre la vida de las personas”. Contó que se reunió con los jóvenes que han sido parte de Motete, y que sintió que “realmente habían descubierto una faceta para expresarse, a través de la palabra, y tenían ese impulso de contarse a sí mismos, de sentir que sus historias eran lo suficientemente importantes como para que merecieran ser escuchadas. El hecho de que se considerase que su educación, que su imaginación, que sus palabras y que su creatividad eran importantes tiene una fuerza enorme en el sentimiento de dignidad”.

Cuando leía ese artículo recordé el tiempo en el que Velia y yo trabajábamos juntos en la Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín, ella como Directora del Parque Biblioteca Fernando Botero y yo como Secretario. ¡Cuánto orgullo había contenido en el pecho de las personas que lideraban los procesos en el corregimiento, en el de las personas que trabajábamos en la Alcaldía, y en el de las que participaron en el proceso desde entidades del sector privado! Hasta se sentía orgulloso el maestro Fernando Botero quien, después de una visita a la biblioteca, que la comunidad nombró en su honor, ¡regaló una hermosa escultura de un gato! Y es que no era infundado ese orgullo: una hermosa infraestructura, que envidiaría cualquier barrio elegante de Medellín, se asentó en la periferia y ofreció equidad, equilibrio y esperanza.

Velia, años después, volvió a su amado y siempre presente Chocó y creó Nuestro Motete, una corporación cultural que “promueve el desarrollo del pensamiento crítico, autónomo y creativo para el ejercicio de ciudadanías activas, mediante la generación de encuentros alrededor de la cultura, la lectura, las artes y la gastronomía.” Desde allí, con gran tenacidad, Velia ha logrado el reconocimiento y apoyo de entidades del sector privado y gubernamental, y ha posicionado en diversos lugares del mundo su modelo de promoción de lectura.

El acceso a la lectura, especialmente en la niñez y adolescencia, es una herramienta que brinda la posibilidad de crecer humana y socialmente,  es una oportunidad para construir con otros. Medellín gestó, durante varias décadas, un proceso de promoción de lectura en diferentes lugares de su territorio, con organizaciones populares en los barrios, organismos multilaterales como el que derivó en la Biblioteca Pública Piloto, instituciones educativas, empresariales y entidades culturales, entre otras, que desarrollaron procesos individuales que se fueron tejiendo hasta construir un sistema.

Varias administraciones del municipio entendieron que se debía establecer una herramienta que permitiera que todas sus partes aportaran experiencia y recursos, que definieran la estrategia, que fueran corresponsables y que garantizaran la permanencia en el tiempo, la sostenibilidad, la gobernanza. Los resultados fueron evidentes: el modelo fue un referente internacional que se sostuvo con vigor durante varias administraciones, siempre a pesar de las ideas políticas y enfoques diferentes, y siempre ocupando un lugar importante en la gestión de lo público de la ciudad.

Las bibliotecas públicas de Medellín prestaban servicio todos los días del año, con excepción del 25 de diciembre y el 1 de enero. La razón era que, si los hospitales y los bomberos podían funcionar todos los días del año, las bibliotecas no serían distintas. Se evidenciaba entonces el gran valor que la ciudad daba a la lectura. También es importante resaltar que Medellín hizo parte de Iberbibliotecas, un programa de la Secretaría General Iberoamericana SEGIB al que solamente podían adscribirse gobiernos de países pero que, por su novedosa y poderosa configuración, se consideró que una ciudad pudiera ser miembro.

Desafortunadamente, el alcalde anterior, Daniel Quintero, desconoció el proceso previo y la gobernanza que representaba el Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín, por lo que vinculó sus apetitos electorales a los cargos directivos. Por ejemplo, uno de sus directores era experto en logística, pero no tenía ninguna experiencia ni conocimiento del universo de las bibliotecas. Ostentaba unos pobres e insuficientes blasones como funcionario de la Secretaría de Hacienda y como Secretario de Gobierno de un pequeño municipio del Occidente del departamento de Antioquia. Las consecuencias de esta decisión no se hicieron esperar: cierre de servicios los fines de semana y durante períodos entre vigencias (inicio y fin de año), empobrecimiento de la oferta para la comunidad y deterioro de las infraestructuras, como la de la Biblioteca Pública Piloto, que no puede contener las lluvias, estando en peligro su colección.

Hoy, le corresponde al alcalde Federico Gutiérrez y a su secretario de cultura, Santiago Silva, retomar el rumbo del Sistema y del Ecosistema Cultural de Medellín, así como recuperar el liderazgo internacional; para esto se requiere un plan de choque que especifique cómo y cuándo sucederá la recuperación.

Es evidente que esta labor debe ser permanente y que los resultados se evidenciarán en el mediano plazo, pero se debe empezar ahora, teniendo en cuenta que es un tejido que se hace a varias manos, con las organizaciones sociales, la academia y la comunidad, comunicando, con transparencia y consistencia. Si bien es cierto que se deben denunciar las malas acciones de la administración municipal anterior, también es cierto que ya es hora de convocar y construir conjuntamente la confianza, la dignidad y la esperanza que se requieren con urgencia para que se viva la ciudadanía y para que haya futuro para Medellín.

Luis Miguel Usuga

Ex secretario de cultura de Medellín

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