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Prado Centro podría ser el barrio más “cool” de Medellín

En varios artículos de medios especializados sobre turismo se ha publicado muchas veces que el barrio Provenza es el más “cool” de Medellín y, en muchos otros, también empieza a figurar Laureles, por su nueva oferta gastronómica, sus parques y sitios nocturnos.

Pero déjenme decirles que difiero de estas afirmaciones y que considero, con sobradas razones, que Medellín tiene un barrio mucho más “cool” que estos anteriores y que es un verdadero tesoro, una maravilla, por explorar y conocer, con sorpresas en cada esquina y en cada calle. Para mi el barrio más “cool” de Medellín se llama Prado Centro y voy a contarles acá algunas de las principales razones por las cuales así es.

La arquitectura

"Casa Holguín, en Palacé entre Belalcázar y Darién, es una de las más bonitas del barrio Prado, patrimonio arquitectónico y cultural de la ciudad". Fotografía: Reinaldo Spitaletta.
Casa Holguín, en Palacé entre Belalcázar y Darién. Fotografía: Reinaldo Spitaletta.

En cada calle del barrio Prado Centro vas a encontrar construcciones magníficas, casas y edificios de una arquitectura única, llenas de detalles, de finos acabados, en las cuales no se escatimó en materiales, en proporciones. Pero esto no es gratuito o casual, muchas de estas casas fueron construidas por grandes arquitectos y algunos planos y materiales llegaron desde Europa y de muchos lugares del mundo. Su fundador, Ricardo Olano, recogió el concepto de “ciudad jardín” que era muy importante en Europa y lo plasmó en el proyecto que ejecutó con un grupo de inversionistas y la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín: el barrio Prado.

Este es un barrio ya reconocido como patrimonial y muchas de sus casas fueron creadas por encargo directo de grandes personajes de inicios del siglo XX. Especialmente me atrapan las historias y el que hay alrededor de la casa del fotógrafo Melitón Rodríguez y la historia del famoso Palacio Egipcio, para la cual, cuentan algunos, se trajo arena desde el desierto del Sahara. Verdad o no, este edificio es único y su arquitectura deslumbrante y magnífica. Pero no son los únicos con un inmenso valor arquitectónico e histórico, son cientos, pero de muchos se ha perdido su historia y los nombres de sus creadores.

La historia

Personalmente me encantan las casas que tienen fantasmas porque, para mi, significa que tienen historia, que tienen un valor tan grande y han sido tan especiales que ni sus anteriores dueños o ocupantes, ya muertos, quieren dejarlas. Pero, más allá de las historias de fantasmas, hay una historia viva que sigue habitando y marcando cada una de estas casonas. Por ejemplo, la casa de Carlos Cipriano Rodríguez, que fue reconocida en 1919 como la “fachada más bella de Medellín”, que básicamente es un palacete de estilo italiano. Allí funciona desde 1988 el teatro del Águila Descalza. 

Nuestra “Candelaria”

Muchas veces, para tratar de explicar el inmenso valor y potencial, aún no explotado, del barrio Prado Centro, uso como referencia al barrio La Candelaria de Bogotá. Este es un barrio patrimonio de la ciudad, lleno de cafés, teatros, galerías, restaurantes y una inmensa oferta cultural. Es uno de los lugares preferidos de los visitantes a la capital, vibrante a todas las horas del día y, además de patrimonial, es seguro y sus viviendas patrimoniales tienen un alto valor comercial. 

Esto es lo que creo que podemos hacer también con el barrio Padro Centro. Como dicen los urbanistas y los economistas, el valor del suelo depende del uso que se haga del mismo y, lamentablemente, el uso que actualmente se le da a una mayor cantidad de las casonas y edificaciones del barrio Prado Centro, es de los menos rentables: inquilinatos. Donde se paga por horas y en los que el valor patrimonial de las viviendas se ve alterado y afectado de manera continua.

Otro ejemplo en el país es el barrio San Antonio de Cali, un barrio patrimonial que está colmado de entidades culturales, de grupos artísticos y musicales, de oferta gastronómica y de espacios para el encuentro ciudadano. Al igual que en el caso de La Candelaria, el valor del suelo es bastante alto y es un privilegio residir y visitar este barrio de Cali.

Estos dos ejemplos pueden ser una puerta y oportunidad de aprendizaje, no solo para conservar este inmenso patrimonio de Medellín y el país, sino además para que sea rentable mantener estas hermosas casonas y edificios en óptimas condiciones, para que la actividad económica que allí se realice aumente el valor del suelo, y por lo tanto sea una “buena inversión” vivir y desarrollar actividades económicas en este barrio.

Muchas de las acciones que se requieren para llegar a esto ni tan siquiera requieren recursos económicos por parte de la Alcaldía de Medellín son, en su gran mayoría, decisiones administrativas, que pueden cambiar de manera directa la dinámica social, económica y cultural de esta barrio patrimonial, como por ejemplo, peatonalizar sus carreras, de norte a sur, entre la calle Barranquilla y la Avenida Oriental, dentro de estas la que considero la más bella de Medellín: La carrera Palacé.

Además de esto, la gestión social con sus residentes actuales y la vinculación de nuevos actores de la cultura y el turismo, la gastronomía, a quienes se le pueden brindar todas las condiciones para que el barrio Prado Centro recupere el brillo que tuvo en sus inicios y durante muchas décadas. 

Me imagino al barrio Prado con sus carreras disponibles solo para los peatones, con sus calles llenas de mesas de pequeños cafés, restaurantes, galerías, ofertas culturales y hoteleras de alto valor. Con dueños de propiedades que conocen la historia de sus casonas, de cada baldosa y cada columna, que se sienten orgullosos de esta historia y que la protegen y conservan como un tesoro que se les ha dado a cuidar de manera temporal, pero que pertenece a la historia misma de la ciudad.

Un barrio para caminar

Hay algo que también hace al barrio Prado Centro un lugar óptimo para tanto para caminar como para su vocación turística y cultural y es su cercanía con el Metro de Medellín. Básicamente al barrio Prado llegan dos estaciones: La Estación Prado y la Estación Hospital. Así que sería muy fácil y cómodo para los miles de turistas que llegan a Medellín, visitar y caminar este barrio desde cualquiera de estas dos estaciones. Eso sí, se requiere, como ya lo mencionaba, que este barrio sea peatonalizado en sus carreras y en algunos tramos de calles para que se comunique de manera amplia con el Metro.

El barrio Prado, además es un barrio para caminar, su carreras tienen pendientes leves y medias que permiten recorrerlo a pie, y las sombras de las casas en las tardes cubren las calles, generando un ambiente fresco y una luz bella.

Un mango bajito

El antiguo palacio de los Rodríguez (también de los Medina), hoy sede del Teatro Prado-Águila Descalza. A un lado, está la casa Club de la Edad Dorada (Comfenalco). Sobre la calle Cuba con Chile. Fotografía: Reinaldo Spitaletta.

Esta era un expresión que en varias ocasiones escuché al ex alcalde Alonso Salazar, para referirse a acciones de impacto que se podían desarrollar en la ciudad, sin que significaran un gran esfuerzo, con relación a la gestión de la Alcaldía de Medellín, y creo que este término aplica perfectamente para el barrio Prado Centro, como proyecto cultural y económico.

Durante las dos últimas décadas se han construido políticas e inventarios sobre el patrimonio arquitectónico y cultural de la ciudad, se han definido planes parciales, como el Plan Parcial del Centro de Medellín, que también incluye al barrio Prado, y se han realizado inversiones en el espacio público de este sector. Hoy, creo, todas las condiciones están dadas para dar un nuevo y definitivo paso para la consolidación de este proyecto cultural que se materializa en la forma de un barrio. 

Y desde estas líneas invito al nuevo alcalde de Medellín y al Concejo de la ciudad, para que se piense y se planee el barrio Prado Centro a partir de las experiencias de los barrios La Candelaria de Bogotá y el barrio San Antonio de Cali. Prado Centro es el barrio más “cool” de Medellín, es un “mango bajito” y solo requiere de que veamos todas sus potencialidades, conversemos con la comunidad sobre su futuro y hagamos que sea rentable y razón de orgullo tener una vivienda, una sede, un hotel, una tienda o un restaurante en el barrio patrimonial de Medellín, en el barrio Prado Centro.

Fotografías: Reinaldo Spitaletta.

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