Actualmente existen hechos territoriales metropolitanos que ameritan que municipios del oriente cercano, occidente cercano, suroeste cercano, norte cercano sean gestionados desde una sola Área Metropolitana AM. Las interdependencias económicas, sociales, tecnológicas de ellos con el Valle de Aburrá son evidentes y crecientes, son un hecho.
Si Santafé de Antioquia, San Jerónimo, Sopetrán quieren un área metropolitana y por otro lado también la quieren Rionegro, Guarne, El Retiro, El Carmen de Viboral, El Santuario ¿tiene sentido que cada valle (Cauca Medio, Aburrá, San Nicolás) tengan la suya? ¿Un AM rica y dos pobres?
No lo creo, la expansión urbana sobre la región central de Antioquia configura una misma realidad, un mismo hecho metropolitano que requiere ser gestionado por una misma entidad y para una escala territorial regional. Es más eficiente administrativa y políticamente, es más responsable que Rionegro o Santafé de Antioquia y sus aliados se sumen al Área Metropolitana del Valle de Aburrá.
a) No se necesitan tres burocracias para gestionar estos hechos territoriales, con una bastaría; estaría bien retomar la idea original con la que al final de la década de los años 70 nació el Área Metropolitana del Valle de Aburrá que tenía una oficina llamada “oriente”. Excepto que el interés mayor sea tener burocracias propias.
b) Las principales interacciones (viajes de personas para acceder a salud, educación, de mercancías, comunicaciones) e interdependencias (servicios ecosistémicos, agua, ocio y recreación) de oriente y occidente cercanos, son con Medellín y el valle de Aburrá, principales criterios para organizar a las AM hoy día.
c) Las infraestructuras físicas o hechos tecnológicos (túneles, dobles calzadas, aeropuertos, acueductos, alcantarillados, rellenos sanitarios, tren metropolitano, etc.) que hoy están al servicio de la región central del Antioquia y construyen la metrópoli regional del futuro, requieren ser gestionadas ojalá por autoridades regionales.
d) Medellín como municipio núcleo y sus EPM podrían distribuir de mejor manera los recursos a la región central de Antioquia, al fin y al cabo las EPM son las responsables de los servicios públicos en casi todos los territorios, y ya prestan servicio de acueducto y alcantarillado en las zonas urbanas de los quieren ser AM en Santafé de Antioquia, San Jerónimo, Sopetrán, Olaya, y también en Rionegro y El Retiro; tiene en sus vecindarios los principales embalses (Peñol Guatapé, Hidroituango) de donde Medellín obtiene sus principales ingresos y no retorna a los territorios.
e) Si reconocemos que el principal conflicto socio ambiental en la región central de Antioquia es la expansión urbana desordenada sobre el suelo rural de lo cercano a Medellín y a las vías 4G, informal pero consentido por los alcaldes y concejos, parece necesario que se apliquen lineamientos de ordenamiento territorial similares para la escala regional y evitar que cada municipio ordene el suelo rural a solicitud y talla de las inmobiliarias.
f) Las provincias que abrazan a la región central de Antioquia, rurales y campesinas en su esencia, con inmensa riqueza ambiental, deberían contar con esquemas de relacionamiento con un área metropolitana regional que les permita cobrarle a los urbanos por los servicios que le presta: agua, hidroenergía, alimento, ocio, recreación, etc. Actualmente esas compensaciones no existen.
g) A Amagá, Venecia y San Pedro de Los Milagros hoy municipios dormitorios del Valle de Aburrá también debería cubrirlos el AM; desde Amagá se espera parta el tren que llegará hasta Barbosa, en el Valle de Ovejas se ha proyectado aeropuerto auxiliar o traslado del Olaya Herrera.
Si resultara cierto que en 2050 la región central de Antioquia, la metrópoli regional, será una ciudad de tres pisos como la han imaginado hace décadas, que tendrá casi 7 millones de habitantes, que será una ciudad región que empieza en Santafé de Antioquia, va hasta La Pintada, se trepa hasta San Pedo, va hasta La Ceja y Guatapé, que toda ella puede recorrerse en metro, con dos aeropuertos, entonces necesitamos una sola autoridad metropolitana, unos lineamientos metropolitanos de ordenamiento del suelo metropolitano coherentes a escala regional y sus dinámicas, una clase política con prospectiva y capacidad de gerencia y no tres contrataderos metropolitanos, uno por cada valle como hoy se propone.
En todo caso deberemos hacerle reformas a la actual legislación de áreas metropolitanas y de provincias: en las AM limitar el poder de veto del municipio núcleo (en especial a Medellín que es tan rico con sus EPM), democratizar la participación de todos los municipios, integrar en los órganos de dirección a las organizaciones de la sociedad civil, a la academia y las empresas; precisar competencias de gestión del suelo rural porque hoy las AM gestionan ciudades no regiones; darle a las provincias un régimen especial como el que hoy tienen las AM, hacerlas viables para gestionar las interacciones e interdependencias de lo rural-ambiental y lo metropolitano, compensarlas por los servicios ecosistémicos que prestan a la ciudad.
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Por: Nelson Enrique Restrepo Ramírez
Master en Ordenación y Gestión del Desarrollo de la Universidad de Sevilla. Columnista de Inforiente, participante de Conciudadanía.
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