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Sobre la reestructuración de la Secretaría de Mujeres en Antioquia

La primera vez que me pidieron ponerme contra la pared para una requisa policial me sentí humillada. La vulnerabilidad de tener las manos levantadas, los pies abiertos y una mujer que me requisaba atrás de mí, se me quedó pegada en la memoria por mucho tiempo y la traigo hoy después de varios años. Uso este desagradable recuerdo porque es una situación que los hombres viven con mucha frecuencia y tendrán sus propios sentimientos al respecto. 

Que lo hayamos normalizado no significa que esté bien. Que nos hayan enseñado que las mujeres tienen que ser, hacer y vivir de una manera, y los hombres de otra, no implica que sea correcto. 

La reestructuración de la Secretaría de Mujeres no sólo es una fusión de transversalización, autonomía económica, la Gerencia de Infancia y Adolescencia, la Gerencia de Seguridad Alimentaria y Nutricional (MANÁ) y el Sistema Departamental del Cuidado. Este intento de fusión da cuenta de tareas que son fundamentales para la organización social pero cargadas de creencias sobre lo que debemos hacer las mujeres. 

No se trata de negarse a repensar la organización del Estado. Nos oponemos a cualquier intento de revertir los avances que hemos logrado para asegurar nuestra capacidad de agencia. Esta capacidad implica no solo la facultad de actuar sobre nuestra propia vida, sino también la de definir y alcanzar nuestros objetivos, metas y propósitos con plena autonomía. La agencia femenina es fundamental para que podamos tomar decisiones que reflejen nuestras aspiraciones y deseos, sin estar limitadas por la división de las labores productivas y reproductivas según los sexos. 

Es vital recordar que esta libertad, que las mujeres debemos y podemos ejercer, no solo se refiere a la elección de un modo de vida individual, sino también a la construcción de un futuro en el que nuestras voces y decisiones sean plenamente respetadas. Replantear la organización del Estado no debe significar un retroceso en estos avances, sino un fortalecimiento de los derechos y libertades que hemos conquistado.  

El ahorro en burocracia no puede poner en riesgo el esfuerzo que debe hacer el Estado para cerrar brechas de género. Cualquier retroceso no solo sería injusto, sino que también desvalorizaría las luchas y sacrificios que nos han permitido llegar hasta aquí. 

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Autora: Sonia Lucía Cardona Orozco
Trabajadora Social y magister en Psicología Social Comunitaria. Feminista. Colíder Amassuru Colombia. Intregrante de la Línea Género, Salud Sexual y Reproductiva de la UdeA y otras colectivas que trabajan por los derechos de las mujeres.

X @lacardonita

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