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¿Prohibir a Pablo Escobar?

El enfoque actual de la Alcaldía de Medellín sobre el turismo relacionado con Pablo Escobar genera preocupación. Adoptar una postura prohibitiva podría traducirse en una forma de censura oficial que, lejos de resolver el problema, probablemente enfrentará resistencia, incluso de quienes no promueven directamente la figura de Escobar en los paquetes turísticos de la ciudad. En países como Estados Unidos y México, figuras controvertidas como Al Capone o Emiliano Zapata forman parte del relato histórico, aunque en contextos diferentes. Separar a Pablo Escobar de la narrativa de Medellín y de Colombia es prácticamente imposible, dado el impacto que tuvo en la sociedad.

En lugar de intentar eliminar esa historia, el gobierno podría enfocarse en construir un nuevo relato que destaque la magnitud de la tragedia que Escobar representó para Medellín y para el país. Por ejemplo, sería pertinente organizar exposiciones y convocar a los artistas locales para narrar, desde una perspectiva creativa, las devastadoras consecuencias de su accionar. Esto permitiría a los turistas equilibrar cualquier visión positiva de Escobar con una comprensión clara del infierno que desató sobre la ciudad.

Además, esta iniciativa también serviría como herramienta educativa, especialmente para las generaciones más jóvenes. Recordemos que Medellín llegó a registrar una tasa de homicidios superior a 300 asesinatos por cada 100,000 habitantes, una cifra comparable únicamente con contextos de guerra como Bosnia o Palestina. Los daños en vidas, economía y en los imaginarios colectivos siguen afectando a la sociedad hasta hoy. A través de proyectos artísticos originales y auténticos, se podría transmitir esta historia de forma efectiva, dejando claro que ignorar el pasado aumenta el riesgo de repetirlo.

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Por: Luis Miguel Úsuga Samudio

Ex secretario de Cultura de Medellín