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LADRONES

Nelson Enrique Restrepo Ramírez

Estoy envuelto en ladrones, rodeado de ladrones, sometido por ladrones. Es imposible salvarme de los ladrones. Uno quiere construir su casa a su antojo, siguiendo los sueños del diseño y las posibilidades del presupuesto, pero no es posible, por el ladrón; sucede que quiero un ventanal grande, me lo he imaginado sin cortinas ni rejas, para que no me atrapen la vista, y no es posible, hay que poner rejas de hierro, reforzadas, a mínimo 15 centímetros los barrotes para que no entre el ladrón, incluso a menos, a 10, porque cabe un niño, el hijo de un ladrón al que usan para robar y entrenan como ladrón.

 

Y uno se siente seguro en casa, rodeado de rejas, encarcelado, y se engaña, porque el ladrón acecha,  espera al frente, en la acera, y en cuanto uno sale de las rejas le roba el celular, apuntándome con un arma, está listo para dispararme sino me dejo robar. Los ladrones matan, han sido asesinos o están preparados para serlo. Los ladrones generalmente son matones.

 

Si llevo dinero en la billetera, ladrón. Si uso el Smartphone en la calle, ladrón. Si uso una joya, ladrón. Me arrebata el morral el ladrón. Me quita la moto el ladrón y la usará para robar. Quita el retrovisor, el repuesto del auto, la llanta, roba el carro entero, el ladrón. Venden partes de auto y moto, celulares de segunda, los ladrones. Cortan la cadena de seguridad de la cicla y se la roban. Roban el negocio aunque tenga cámara de seguridad, los ladrones. Matan al turista extranjero por robarle. Extorsionan al finquero, se roban las vacas, las gallinas, el café, los ladrones.  Nos roban la tranquilidad, nos mantienen presos del miedo y la desconfianza, los ladrones. Trabajo para los ladrones, apoyo sin quererlo bandas de ladrones que viven por mi cuenta.

 

Se roban al año más de veinte billones del dinero público en Colombia los ladrones más refinados, los más ricos, de mejor clase, los más educados, de mejor familia, prestantes, honorables. Se robaron a Saludcoop y al fondo Priemium estos ladrones; amasaron más de ocho billones de pesos de un solo tiro en Reficar estos ladrones; recibieron once millones de Odebrech y a cambio entregaron contratos de obras de infraestructura los ladrones; conformaron grupos y partidos políticos y los vuelven asociaciones para delinquir estos ladrones. Casi nadie cree en la policía y el ejército, dice la gente que trabajan con los ladrones. Más del 90% de los empresarios de este país reconocen que han incluido coimas para políticos y funcionarios públicos con el fin de acceder a contratos con el Estado y con obligación de entregar plata a estos ladrones por los favores recibidos; arman monopolios estos ladrones privados para fijarle precio al papel higiénico y los cuadernos de los escolares.

 

Dicen las encuestas que la principal preocupación de los ciudadanos es la seguridad, y aciertan, porque hay mucho ladrón. Se quejan los ciudadanos de la corrupción, porque hay mucho ladrón de renombre. A muchos ciudadanos les molesta pagar los impuestos porque no quieren financiar la corrupción de los honorables ladrones. Unos votan por un político nuevo, alternativo y les sale ladrón, otros venden el voto a un político conocido del cual saben que era ladrón. La mayoría de adultos colombianos no votan por no apoyar a los políticos ladrones.

 

Algunas sociedades del norte están cerrando las cárceles, convirtiéndolas en hoteles, porque tienen cada vez menos ladrones, delincuentes, matones. Varias cosas las caracterizan: son sociedades igualitarias, equitativas, en nada comparable con la nuestra una de las más desiguales del planeta; los ricos, los del medio y los pobres, viven en una misma cuadra; son los más educados, la escuela forma para vivir en comunidad más que en la competencia, la gente se gana el pan con el trabajo y la mayoría tiene pan y trabajo; los políticos van en bicicleta o el metro a trabajar y no en caravanas blindadas, los ciudadanos votan por ellos y los controlan, hacen valer la democracia porque se implican en ella; tienen pocas leyes porque son confiables tanto los ciudadanos como las instituciones. Viven tranquilos y según las encuestas menos felices cuando se les compara con nosotros que vivimos envueltos en ladrones, que los elegimos, trabajamos para ellos y esperamos de ellos las soluciones.

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