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¿VIENTOS DE CAMBIO?

Mientras la agitación política y ciudadana desatada por las campañas del SÍ y el NO al plebiscito refrendatorio del “Acuerdo del fin del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera” el domingo 2 de octubre, otros sucesos jurídico-políticos conmueven la vida nacional. Tres hechos de gran calado confluyen en la escena política y dejan sentir un aire de nuevos vientos.

Un primer hecho: el Senado de la República levanta el fuero, suspende el cargo y remite a la Corte Suprema de Justicia, al Magistrado de la Corte Constitucional Jorge Pretel Chaljub, para ser juzgado por presunto delito de concusión.

Tanto la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes como la Comisión de Ética del Senado dieron un paso trascendental, al lograr de sus respectivas plenarias, una decisión esperada por una ciudadanía indignada dadas las actuaciones del magistrado y su negativa a renunciar al cargo. En más de un siglo, después del juicio al General Rojas Pinilla entre 1958 y 1959, es la segunda vez, que el Senado y la Cámara cumplen a cabalidad su responsabilidad ante la actuación non sancta de un magistrado.

Un segundo caso: el 7 de junio el Consejo de Estado anula la elección de la gobernadora de la Guajira 2016-2019 Oneida Pinto Pérez, por estar inhabilitada para desempeñar el cargo y le niega, el 28 de agosto, la tutela interpuesta para lograr su reintegración. A pesar del aval y el respaldo del partido Cambio Radical, el alto tribunal mantiene en firme la decisión. Una lección para esa clase de dirigentes regionales, quienes, empotrados en poderosas posiciones oficiales y relacionados con agentes de dudosa reputación, se consideran intocables. Lamentable que la lucha de las mujeres por ingresar a la política, recaiga en mujeres que carecen de ética y de sentido de responsabilidad con la ciudadanía a quien representan, en especial a las mujeres. De todas maneras, un aire fresco sopla en la Guajira.

Y un tercer hecho: en septiembre 7 el mismo Consejo de Estado anula la reelección del Procurador General de la Nación, Alejandro Ordoñez. Otro controvertido funcionario, al parecer también intocable cae de su pedestal, aún con todos los recursos jurídicos utilizados durante tres años para obstaculizar la decisión del Consejo de Estado.

Miles de voces celebramos la sentencia, en vista de la perversa mezcla de religión y política que este personaje llevó a cabo con sus actuaciones parcializadas, amañadas, inquisidoras e intimidatorias.

Son ejemplares también las sanciones de la Superintendencia de Industria y Comercio, a los “carteles” de eminentes ejecutivos del sector privado, dedicados por años a violar la ley, sin que fueran investigados y sancionados con todo el peso de la justicia.

Soplan otros vientos con estas decisiones y suscitan sueños de una Justica que actúe con celeridad para sancionar además a los “intocables delincuentes de cuello blanco”.

Nuevos vientos y nuevas esperanzas se  suman al creciente respaldo del SÍ al plebiscito.

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