Search
Close this search box.

Una visión sobre el proceso de elección presidencial colombiana 2018

 

1. Dos fuerzas nuevas, la Coalición Colombia y Colombia Humana que no existían al iniciar el año 2017 obtuvieron juntas más votos en las elecciones del 2018 que todas las fuerzas tradicionales juntas organizadas en los partidos Centro Democrático, Cambio Radical, de la U y Liberal. Desde el punto de vista estrictamente electoral esas dos nuevas fuerzas se volvieron mayoritarias y pueden acceder al gobierno. En marzo de este año ya habían obtenido 19 senadores como anticipo del viraje que estaba ocurriendo en la opinión pública.

 

2. Esta opinión pública por primera vez en la historia republicana de Colombia aceptó mayoritariamente en mayo 27 el reto que le plantearon esas dos fuerzas: no volver a gobierno de los mismos con las mismas, erradicar la corrupción y liberar recursos públicos para dar un viraje en el desarrollo hacia uno basado en la educación, la ciencia, la innovación y la cultura, respetar e implementar el acuerdo de paz y trabajar por la reconciliación para construir paz, elevar los temas ambientales a prioridad en la agenda pública y acelerar el cambio en la matriz energética para adaptar al país al cambio climático.

 

3. La opinión publica cambió desde un NO mayoritario a la paz en el plebiscito de octubre de 2016 a un SI mayoritario a la paz en mayo 2018 probablemente porque vivió cuatro años de aguda polarización política , comenzó a experimentar las bondades del acuerdo de paz con la entrega de las armas y la reducción de las muertes; experimentó la ineficiencia del gobierno en medio de la polarización para ocupar los espacios que dejó la guerrilla y para combatir las disidencias y las bandas criminales; experimentó la ineficacia del gobierno para implementar el acuerdo de paz por la polarización extendida al congreso de la república; se aterró ente el estado de descomposición que atraviesa a todo el estado por la corrupción y la mermelada necesaria para mal gobernar en medio de tanta confrontación. Es probable que el cambió de la opinión pública se explique porque en las elecciones de marzo se pusieron de presente los riesgos de la polarización y del ascenso a los extremos con el no suministro de suficientes tarjetones de las consultas por parte de la Registraduría General de la Nación. La polarización tiende a traducirse en ineficacia para el funcionamiento de la democracia.

 

4. La ciencia política ha encontrado que los cambios en la opinión pública son de largo plazo, así que no son solo el producto de una coyuntura política, sino que son la acumulación de transformaciones que en un cierto momento dan un salto cualitativo ante la posibilidad de triunfo y la seguridad de no sufrir represalias por vincularse a otras corrientes de opinión.
Estos cambios en la opinión pública modificaron la relación de las fuerzas a favor del centro izquierda. La pregunta ahora es: ¿podrán las fuerzas políticas concretar en gobierno esa nueva relación de fuerzas?

 

5. Se trata de dos fuerzas: una de centro político y otra de izquierda. La primera, la Coalición Colombia, esta formada por clase media urbana, la intelectualidad y la juventud progresistas, por un sector democrático del empresariado, integrantes de ONG; la segunda, la Colombia Humana, por intelectualidad y juventud de izquierda, sectores populares urbanos, población afrodescendiente, indígenas y campesinos, integrantes de ONG. Es muy importante constatar que en el electorado que se expresó a favor de Gustavo Petro se encuentra un sector de la población que aceptó la promesa de ser incluido en el sistema político y de allí la reducción de la abstención que es, ante todo, un indicador de la exclusión política.

 

6. Con esa expresión de la opinión pública que se transformó en mayoritaria con 3 millones de votos más que los del SI en el plebiscito de Octubre de 2016, se produjo un cambio estructural en la opinión pública generándose una nueva correlación de fuerzas y una oportunidad de cambio en el equilibrio estratégico entre fuerzas de conservación y del cambio creando una oportunidad estratégica de iniciar la formación de un nuevo orden político y económico basado en una nueva cultura: de paz y reconciliación, del carácter sagrado de la vida y de los recursos públicos, de nada justifica el empleo de la violencia para resolver diferencias políticas, de todo los colombianos y colombianas somos iguales ante la ley, tenemos los mismos derechos y tenemos derecho a tener iguales oportunidades que permitan la inclusión económicas.

 

7. Las fuerzas políticas a través de las cuales se expresó esta nueva opinión pública están en la obligación ineludible de aprovechar la oportunidad estratégica, aferrarse a ella para no dejarla pasar porque no se pueden defraudar a los millones de ciudadanos y ciudadanas que vieron una oportunidad de inclusión política y cambiaron de opinión aun a riesgo de retaliaciones futuras, a las víctimas del conflicto armado, a los excombatientes y a campesinos que creyeron en la promesa de cumplimiento de los acuerdos de paz, a la gente que confió en que por fin se le pondría freno a la corrupción, a quienes quieren superar la polarización política y buscar la reconciliación nacional, a todas y todos los que confiaron que por fin las diversidades serían reconocidas y respetadas, a la intelectualidad que decidió confiar en el centro y la izquierda como camino a dar un timonazo en el desarrollo del país y a los liberales de base que abandonaron su partido.

 

8. Conviene recordar que estos sectores de opinión de izquierda y del centro político ya han confluido en las campañas de Sergio Fajardo y Alonso Salazar a la alcaldía de Medellín y de Sergio Fajardo a la gobernación de Antioquia, en un corto periodo confluyeron en el Partido Verde, también confluyeron en la Ola Verde y ahora en la Coalición Colombia.

 

9. Hasta la primera vuelta electoral la polarización del país se presentaba entre los partidarios del SI y el NO en torno al acuerdo con las Farc; se convocó a negar el Acuerdo Final de Paz porque el país se le habría regalado a las Farc que se irían a tomar el poder con los ingentes recursos acumulados del narcotráfico para establecer un régimen de orientación Castro – Chavista. Ya se sabe que la población fue engañada con ese discurso, pero el partido de la Fuerza Alternativa del Común obtuvo escasos 50 mil votos en las elecciones de marzo 2018. Derrotado electoralmente el partido de las Farc, sin ninguna vergüenza por la pirueta sus contradictores enfocaron en Gustavo Petro el nuevo polo de la contradicción caracterizándolo como el nuevo demonio Castro- Chavista como una estricta maniobra electoral para asustar y espantar incautos. A Petro quien había sido designado por sus colegas como el mejor senador durante varios períodos, quien fue continuador de varias alcaldías de centro e izquierda de Bogotá, cargo en el cual la mayor crítica consistió en recuperar para el sector público un esquema de recolección de basuras privatizado ante lo cual fue perseguido implacablemente para sacarlo del rin por el precandidato a la presidencia de la República el destituido procurador Ordoñez. Gustavo Petro de la Colombia Humana es un civilista, luchador por la defensa de la democracia, luchador contra la corrupción, defensor del medio ambiente y de la inclusión social y política y que no tiene en su programa de gobierno establecer el socialismo del siglo XXI.

 

10. Para aprovechar la oportunidad estratégica que se ha abierto se requiere que la mayoría de la opinión pública expresada en la primera vuelta de la competencia presidencial encuentre en el programa Colombia Humana una promesa política capaz de atraer a la mitad mas uno de los votantes en la segunda vuelta de junio próximo. Para el efecto es requisito indispensable un programa que recoja los principales puntos de la agenda de gobierno de ambas campañas (respeto e implementación del acuerdo de paz y compromiso con la reconciliación nacional y la no polarización, la lucha contra la corrupción, fortalecimiento de la educación, la ciencia y la innovación, economía para el trabajo decente, la protección del medio ambiente y adaptación al cambio climático); pero también es esencial que le garantice a la ciudadanía un equipo de gobierno suficientemente amplio y competente que disipe la preocupación por la debilidad del equipo que acompaña la campaña de la Colombia Humana; y también implica acordar aspectos sobre el estilo de gobierno (tales como la intervención indebida en la autonomía de Bogotá) y las relaciones proactivas y constructivas con el congreso de la república, que conviertan al gobierno de la Colombia Humana en un gobierno confiable.

 

11. En Colombia es poca la experiencia en la formación de coaliciones, pero en sistemas multipartidistas o sistemas de gobierno parlamentarios como los de Europa, las coaliciones son una modalidad habitual de formación de gobierno: las hay de derecha, de derecha-centro, de centroizquierda y de todo tipo de combinaciones y matices. Para formarlas no basta que los candidatos, como lo hizo Sergio Fajardo, depongan su candidatura y dejen de actuar en la coyuntura, sino que se requiere una negociación continuada hasta construir una propuesta de gobierno aceptable por la mayoría de los electores.

 

12. Una alianza para la formación de gobierno de centro izquierda en torno a la Colombia Humana y Gustavo Petro es un primer paso hacia la reconciliación nacional porque el centro tiene capacidad para buscar consensos. Entre tanto un gobierno de Iván Duque puede significar profundizar la polarización porque aspira a imponer unilateralmente otra forma de implementación del acuerdo cambiando la Justicia Especial de Paz, volviendo a la erradicación forzada de cultivos de uso ilícito y la aspersión con glifosato prohibido por la Corte Constitucional, negando la Reforma Rural Integral y restringiendo la participación ciudadana para dinamizar la marcha de la locomotora minero energética prolongando cuatro años más la polarización que en Colombia ha demostrado ser altamente riesgosa para la democracia. Es de alto riesgo la probable formación de una hegemonía política a partir del dominio del gobierno, el congreso y el sistema judicial reformado.

 

13. En política las oportunidades son pocas y fugaces y si se pierden puede producirse una involución en las conquistas de la democracia colombiana. Por ello hay que saber utilizar la oportunidad estratégica de cambio en el poder que abrieron las elecciones de 2018 para avanzar en la formación de un nuevo gobierno que avance en la causa de la paz, la reconciliación, la transparencia y la inclusión de la mitad de los colombianos en el sistema político y económico.

Medellín, junio 5 de 2018

 

Buscador

Visita nuestras videocolumnas

Síguenos en nuestras redes sociales