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Un programa, un candidato, una lista

Nelson Enrique Restrepo Ramírez

Ya saltaron al ruedo político varios precandidatos y precandidatas a la Alcaldía de Medellín, que buscan el respaldo del Partido Verde, El Polo Democrático, Compromiso Ciudadano, la ASI. Aunque varios lo quieren hacer por firmas, compiten por los mismos respaldos, los mismos votos, la bendición de Fajardo. Si no hay acuerdo entre ellos, incluso con los candidatos del Polo Democrático Alternativo y la Colombia Humana, este sector de la política paisa no llegará al poder. Un programa, un candidato, una lista, sería ideal para tener opciones reales.

 

Juan David Valderrama, César Augusto Henández, Luís Miguel Úsuga, Beatriz Rave, Jesús María “Chucho” Ramírez, incluso Luis Bernardo Vélez, componen esta lista de quienes hasta ahora han mostrado la intención de ser precandidatos (la lista puede crecer en los próximos días). Todos son vástagos del mismo tronco: los más adultos ayudaron a crear a Compromiso Ciudadano, han gobernado con sus propuestas, y los más jóvenes hicieron su carrera política en los gobiernos de Medellín y Antioquia, aunque no tanto en el grupo significativo de ciudadanos o en los partidos. En esta lista hay que incluir a Daniel Quintero, quien desde distintos sectores y movimientos políticos ha construido la carrera política que hoy lo pone en cercanía a este mismo tronco político.

 

Este grupo de personas son la expresión de vocación de poder de este sector político, en ellos hay talento y capacidad para llegar al poder y gobernar. Está por verse si hay pragmatismo y disposición al acuerdo o si se imponen los “lobos solitarios”. Esto último es más evidente en quienes van a recoger firmas en búsqueda de “la independencia” y deseo de no ser vinculados a un partido político y es, principalmente, con estos lobos solitarios que está el principal reto para construir una confluencia.

 

La Coalición Colombia parece una buena fórmula en lo local, si se trata de cohesionar y agrupar votos de centro e izquierda para llegar a la Alcaldía y poner un número histórico de concejales. Esa claridad ya la muestran los precandidatos del Polo Democrático Alternativo y también en varios de los precandidatos de los que estamos hablando se expresa esta claridad y disposición, el reto es concretarlo.

 

De otro lado, aunque Sergio Fajardo no se comporta como un gamonal, sería deseable que actuara pronto, dejando claro que no resulta estratégico darle la “bendición” a tantos precandidatos y, ojalá, liderando un proceso de concertación y acuerdo que facilite la escogencia. Puede suceder también que Fajardo proponga un candidato diferente a los mencionados, ojalá con mayor capacidad de cohesionar todas estas expresiones, pero que no sea una aparición de último momento o una imposición, sino el resultado de un acuerdo.

 

En el caso del Concejo de Medellín, está por verse si es jurídicamente posible una lista multipartidista y si es fácticamente posible poner de acuerdo en esta tarea a partidos y movimientos. Sería deseable una sola lista al concejo de Medellín en la que participe el Polo, el Verde, la ASI, y los grupos significativos de ciudadanos Compromiso Ciudadano y Colombia Humana. Si esta vez como las anteriores, estos partidos y movimientos se van por separado, llegarán muy pocos, si se juntan puede ocurrir algo histórico: dejar de ser minoría política en la ciudad y constituirse en una fuerza transformadora de largo plazo. Si hay pragmatismo, es perfectamente posible escoger de cada partido y movimiento el grupo más selecto de líderes y liderezas con vocación y capacidad; es seguro que la ciudadanía que se siente políticamente cercana a este centro izquierda, esta ciudadanía que es el capital político que nos pertenece a todos los que hemos ayudado a construirlo y no solo a un “lobo solitario”, valorará positivamente este gesto de cohesión, confluencia y la respaldará con su voto. Si se considera el plebiscito, la primera y segunda vuelta presidencial, esta ciudadanía representa cerca del 40% de los votos de Medellín.

 

Un acuerdo programático deberá ser el elemento que cohesione, y no tanto su contenido final, como la forma de construirlo. Es importante recodar que este proceso nació de la confluencia de diversos sectores y actores, quienes al filo de la década más violenta de Medellín, se propusieron construirle futuro a la ciudad, basados en el diálogo de múltiples actores y la construcción de acuerdos de transformación. Hoy estamos en la necesidad de hacer exactamente lo mismo y hay mucho con que: experiencia, conocimiento, información, hechos y resultados, balances y evaluaciones, liderazgos y propuestas nuevas. Hace falta la voluntad de hacerlo y un liderazgo colectivo que lo concrete, un “lobo solitario” no lo logrará.

 

En concreto, necesitamos un programa, un candidato y una lista, que reúna las propuestas y los liderazgos. Si esto no sucede, la ciudadanía que respalda este proyecto político, no tendrá en torno a qué cohesionarse; y como tantas veces en el pasado, votará por principios y no para ganar las elecciones.

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