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Temporada electoral, temporada de atentados

 

Una semana antes de la segunda posesión de Álvaro Uribe como presidente de Colombia, exactamente el 31 de julio de 2006, murió en Bogotá, víctima de un carro bomba, el señor José Antonio Vargas, mientras caminaba por la carrera 45 con calle 75 en el barrio Gaitán. Los medios lo registraron como una víctima del terrorismo de las FARC, pero un par de semanas después se comprobó que los autores del atentado habían sido integrantes del ejército, quienes además habían montado en Bogotá por lo menos siete falsos atentados.

 

Los oficiales del ejército aplicaron diferentes modalidades para generar terror, en algunos se usaron vehículos particulares, otro con un cilindro bomba y uno más con una casa bomba (ver noticia). La maquiavélica estrategia funcionó: generó en los bogotanos y, en el país en general, la idea de que la capital estaba sitiada por «el terrorismo». La popularidad del reelegido presidente aumentaba con cada «crisis de seguridad» y también sus discursos de «mano dura». Hasta el momento Uribe nunca se ha referido ni rechazado los falsos atentados.

 

Barranquilla, cuna de falsos atentados

En julio de 2005 fue capturado en la ciudad de Barranquilla el ex director del DAS de esa ciudad, Emilio Vence Zabaleta, por haber montado tres falsos ataques terroristas en contra del ex presidente Álvaro Uribe.

El caso que destapó el historial de falsos atentados que Vence Zabaleta había montado empezó el 16 junio de 2005, cuando el entonces director del DAS alertó a seguridad presidencial del supuesto hallazgo de una casa bomba en Puerto Colombia (Atlántico), localidad en la que Uribe iba a estar durante la celebración de los 100 años del departamento.

 

La única persona capturada en la operación era un subalterno de Vence, quién dijo que había sido contratado por el director del DAS para montar el falso atentado. Cuando los expertos revisaron los explosivos, encontraron que estaban elaborados con pólvora para fuegos artificiales y granadas inservibles.

 

Luego de este hecho se revisaron otros casos que anteriormente había reportado Emilio Vence Zabaleta, correspodientes al 2004 y otro más en agosto de 2003, también en los que se señalaba que el objetivo era Álvaro Uribe y resultaron, luego de la investigación, que fueron montajes. (ver noticia).

 

Conocidos estos antecedentes, no podemos olvidar que fue precisamente en Barranquilla que se presentó el más sonado atentado en contra de Uribe durante su primera campaña presidencial, el cual ocurrió precisamente en el mes de abril de 2002, a un mes de la primera vuelta presidencial. Un bus, cargado con explosivos, detonó al paso de la caravana del candidato. En este hecho murieron cuatro civiles y resultaron heridos varios policías.

 

Francisco Santos, fórmula vicepresidencial de Uribe, afirmaba luego del atentado ante los medios: «Pero lo más importante es que esta acción sea una magnífica oportunidad para que los colombianos votemos por millones, todos en masa debemos ir el próximo 26 de mayo a las urnas y de esta manera expresar nuestro rechazo a la violencia». (ver noticia).

 

A partir de este hecho el respaldo y la popularidad del candidato Uribe se fue por las nubes y logró ganar en primera vuelta con cerca del 52% de los votos.

 

Mauricio Gasca Suárez, la única persona procesada y condenada por este atentado, murió el lunes 6 de agosto de 2012 en una celda de la Penitenciaria El Bosque de Barranquilla. Nunca le comprobaron nexos con el grupo insurgente de las FARC. (ver noticia).

 

Otros casos

El atentado en 2017 en el Centro Comercial Andino, que cobró la vida de tres mujeres y heridas a cerca de diez más, es aún un materia de investigación. La Fiscalía, quién señaló como responsables a jóvenes egresados de Universidad Nacional aún no ha presentado las pruebas en contra de estos y todo apunta a que los capturados fueron víctimas de un montaje (ver noticia).

 

Capítulo aparte merece el reciente atentado, otra vez, en Barranquilla a una estación de policía en el cual murieron cinco uniformados y cerca de 40 personas resultaron heridas, ocurrido el 27 de enero de 2018. Las autoridades señalaban inicialmente a las estructuras criminales de la región por las capturas que habían sufrido pero rápidamente la versión cambio luego de que se conociera un comunicado de una célula guerrillera, perteneciente al ELN se atribuyera el atentado, aunque desde Quito nunca se aceptó la autoría. Como en otras ocasiones, el ex presidente ya denunciaba en su cuenta de Twitter a los responsables, sin que por lo menos las autoridades se anunciaran avances en las investigaciones.

 

Con la serie de atentados que se han realizado en esta ciudad por parte de organismos del estado, como el caso de Emilio Vence Zabaleta, se debe tener mucha precaución al momento de señalar responsables. No significa esto que se descarte la autoría del ELN pero sí que no se utilice de nuevo el terrorismo, como mecanismo del estado para incidir en la popularidad de los gobernantes ni en la elección al momento de votar de la ciudadanía.

 

El miedo moviliza

El escritor Manuel Castells afirma en su libro Redes de Indignación y Esperanza: «Contra el miedo que es la emoción humana más fundamental, sólo hay un antídoto: la indignación y la esperanza». El miedo ha sido precisamente la herramienta de que de manera documentada, sistemática e intencionada ha aplicado el uribismo para manipular a la opinión pública del país, para llamar la atención de los medios y para mejorar «popularidad» que se capitalice en las urnas.

 

Previo a las elecciones de 27 de mayo es posible que muchas otras bombas se hagan sonar para que la ciudadanía se asuste de nuevo, para que los candidatos amenazados, como lo ha ya manifestado «el de Uribe», suban su popularidad, así que se requiere de una ciudadanía consciente de esta manipulación, con criterio político y determinación para que no vote por miedo, sino por esperanza.

 

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