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¿seguro que lo más coherente y consecuente en estos momentos es votar en blanco?

 

Como he dicho antes, tengo algunos amigos y amigas que van a votar en blanco. Yo no comparto dicha postura, pero he manifestado mi respeto por esta decisión y he invitado a quienes tiene otras posiciones a respetarles, dado que esto no les convierte en enemigos. Sin embargo, creo que el campo del debate respetuoso no está agotado, pues una de las virtudes democráticas es el debate argumentado y que uno de sus posibles resultados es considerar y hasta cambiar de posición.

 

Una buena parte de los argumentos para justificar el voto en blanco es que entre Duque y Petro prefieren no votar por ninguno, dado que son lo mismo y no representan una alternativa democrática en Colombia. Con todo respeto creo que esta valoración es por lo menos muy simplista, dado que ni en cuanto al contenido de los programas, ni por los sectores que acompañan cada una de las dos candidaturas, ni por la forma como se ha conducido la campaña creo que se pueda decir que son lo mismo. Realmente las diferencias saltan a la vista, y como se ha dicho, es elegir entre el regreso a la Constitución de 1886, o tratar de avanzar en cumplir un poco más la del 91. En este dilema yo no tengo la menor duda de por quién votar.

 

Otra segunda fuente de inconformidad es sobre algunas características de Petro, por su talante autoritario, por su ambición, por su tendencia a saltarse algunas reglas y por hacer promesas que pueden ser irrealizables. Es probable que, con matices, en algunas de estas valoraciones haya una buena dosis de razón, sin embargo, creo que también los líderes políticos van cambiando y van matizando sus propuestas, no solo con fines electorales, sino porque la realidad de la negociación política con otros sectores va poniendo límites y trazando realidades. Las negociaciones de los últimos días de la Colombia Humana con otras fuerzas, y especialmente la más recientes con el Partido Verde, así como las de la semana anterior con el Polo y otras con diferentes sectores sociales, han enriquecido la propuesta política, y se constituyen en la concreción de lo que pasa en la mayoría de las democracias del mundo: se hacen coaliciones políticas entre diferentes, en torno a unos puntos fundamentales y así se construye el acuerdo. Ya sobre la persona misma que es Petro y sus posibles excesos autoritarios, creo que hay que estar atentos y vigilantes, pero sinceramente, creo que esto representa bastante menos peligro que el que la dupla Uribe-Duque y sus apoyos clientelistas y cercanos a la criminalidad.

 

Finalmente, sobre el argumento de la coherencia, que si antes no se había apoyado cómo se va a cambiar ahora de opinión. Creo que hay dos argumentos para la discusión al respecto, el primero es que se puede cambiar sobre la base de acuerdos programáticos, pero para ser sinceros y coherentes también con la historia un breve recorderis: en 2003 votamos por Fajardo para alcalde de Medellín, aunque había dudas sobre algunos asuntos de su propuesta, pero era claro que era mucha mejor opción que Sergio Naranjo, su gran competidor. En 2011, votamos por la alianza AMA, con Fajardo a la Gobernación de Antioquia, aunque teníamos muchas dudas sobre apoyar a Anibal Gaviria, del partido liberal, a la Alcaldía de Medellín (dicho sea de paso, en las últimas horas, Gaviria anunció su voto, al igual que el de su hermana la exsenadora Sofía Gaviria, por Iván Duque). Pero ante el riesgo de que Luis Pérez volviera a la Alcaldía, no había duda de qué hacer. Esta decisión implicó que Compromiso Ciudadano renunciara a presentar una candidatura propia para suceder a Alonso Salazar.

 

En 2014, ante la posibilidad que ganara «el que dijo Uribe» en su momento, Oscar Iván Zuluaga, votamos por la reelección de Santos, sólo porque esperábamos que el proceso de paz llegara a feliz término, lo cual afortunadamente ocurrió, a pesar de los líos de la implementación y el pantano en que está el desarrollo del Acuerdo. En las últimas elecciones locales, Fajardo apoyó casi hasta el último momento la candidatura de Federico Gutiérrez y sólo al final se decidió por Alonso, lo cual explica que una parte de Compromiso haya decidido votar por Gutiérrez, quien venía nada más que de ser el coordinador de la campaña de Óscar Iván Zuluaga y que ha demostrado en la Alcaldía de Medellín que su proyecto político está claramente alineado con el uribismo, y que este partido tenía dos candidatos: Juan Carlos Vélez y el mismo Gutiérrez.

 

Ante este recorrido, ¿seguros que lo más coherente y consecuente en estos momentos es votar en blanco? Espero que esto genere al menos algunas reflexiones.

 

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