Search
Close this search box.

NUESTRO MURO DE BERLÍN

Este domingo 2 de Octubre debe caer nuestro muro de Berlín, ese que aún nos mantiene como una nación anclada en un pasado que ya superaron numerosas naciones, ese muro de terror  que separa a los colombianos, el de la guerra a muerte contra el que piensa diferente que nos hace odiarnos sin razón, ese muro que pregona que se deben eliminar físicamente los contradictores como se ha hecho en este país desde siempre con las mentes más brillantes. Y está en nuestras manos desarmarlo como lo hicieron los alemanes. Con esa misma alegría y esperanza con ellos lo destruyeron ladrillo por ladrillo, debemos desbaratarlo con un SI masivo y contundente para que le quede claro al mundo entero que nosotros si seremos capaces de renacer y entrar al concierto de las naciones que dejaron atrás la guerra para siempre. Una parte importante del planeta a medida que avanza en la historia, con mayor conocimiento, con cambios profundos en el pensamiento y después de muchas guerras y muerte ha entendido que ella no es la solución a las diferencias y conflictos que seguirán por siempre afectando a los humanos.

 

Los seres humanos somos conflictivos, ambiciosos, egoístas, violentos, pero es precisamente a medida que nos hacemos más humanos, más lejanos del instinto, cuando encontramos otras formas de solución; entre ellas la política, el debate, la conversación, el amor y el perdón. Lo que hoy requerimos es precisamente más humanidad en un mundo agobiado por la muerte de miles de inocentes en guerras absurdas, ordenadas por unos pocos. Quienes aún alientan la guerra en el mundo como algunos líderes en Rusia o en Usa  o en Asia, pertenecen también a ese pasado oscuro que la humanidad trata de superar especialmente después de la Segunda Guerra Mundial. En ella conocimos lo que es derrotar al enemigo hasta aniquilarlo como quieren algunos en Colombia. Es la paz de los sepulcros y la devastación total.

 

Fue tal la locura de Hitler que llevó a su pueblo a creer que ese era el camino y envolvió al mundo en la peor catástrofe de la historia. Los pueblos también se equivocan y de manera grave gracias a líderes que los llevan a eso cuando se les cree ciegamente. El miedo y el odio también han sido motores de la historia. Pero la civilidad y la humanidad son el único camino viable. Por eso es el momento de tomar la decisión más importante de nuestras vidas. O nos quedamos atrás en un país oscuro, lleno de incertidumbre y de dolor o damos el paso hacia el futuro para seguir resolviendo nuestros grandes conflictos pero de otra manera. El lunes no habrá paz total si votamos el SÍ pero renacerá la esperanza y seremos cada día más humanos.

Buscador

Visita nuestras videocolumnas

Síguenos en nuestras redes sociales