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La religión del amor

Creo en Jesucristo y en sus enseñanzas. No creo que haya habido ningún profeta, guía espiritual, maestro o como se le quiera llamar en la tierra, más claro y contundente en su mensaje, en una filosofía del amor, del perdón y del respeto a los demás.  Sus discursos y su práctica eran claras y consecuentes. Vino a predicar el amor en un mundo que desde siempre estuvo lleno de violencia, venganza, maldad, ambición, y todos los males que sufrimos en esta tierra. Y decidió morir fiel a su verdad.

Por eso me cuesta tanto entender a los cristianos y católicos que me rodean y que todo el tiempo invocan a Dios, agradecen a Dios, piden perdón y piden favores, van a misa, pero no practican ni en lo más mínimo esta religión en la que dicen creer.

Creo que hoy el Papa Francisco está retomando de verdad la doctrina y las enseñanzas de Jesús, que tristemente han sido pisoteadas por muchos de los que dicen pertenecer a la iglesia.

El perdón, la reconciliación, el amor al prójimo, el respeto al otro, la justicia, la verdad, el entregar generosamente lo que se tiene para los que nada tienen, están en la esencia misma de todo el cristianismo. ¿Entonces qué ha pasado? ¿Por qué en nombre de esta hermosa religión se han cometido tantos crímenes a través de la historia que todos conocemos? ¿Por qué nos cuesta tanto pensar que podríamos vivir mucho mejor si aplicáramos así fuera en un 10% lo que Él vino a enseñar a esta tierra?

Este país que se ha llamado el país del sagrado corazón, ha aceptado que personajes oscuros hayan convertido en muchos casos la religión en herramienta política para acabar con el otro, con el que piensa diferente, con el que vive diferente, con el contradictor político, con el que se considera que ha cometido errores, y los mensajes de algunos de estos son de venganza, de rabia, de castigo, de odio e incluso de muerte. Muchas de nuestras épocas más violentas han sido alimentadas y promovidas en nombre de esta religión, manchándola y burlándose de ella.

Recientemente hemos visto muchas manifestaciones de ese odio, promovidas por esos llamados cristianos o católicos fervientes. Incluso frente al proceso de paz muchos de ellos son los principales promotores del no al perdón, no a la reconciliación. Pregonan más el ojo por ojo y el diente por diente, que fue claramente cambiado por Jesús por el amor al otro, por el perdón e incluso por el poner  la otra mejilla.

La verdad no entiendo la inconsecuencia de mucha gente en este país que se dice católica y cristiana. Su vida no es coherente con su discurso. Creo que si volviéramos a ÉL sinceramente, sin intereses personales, con el profundo deseo espiritual de ser mejores, podríamos cambiar. Sus mensajes no los vamos a encontrar en ninguna otra religión. Jesús no fue un fanático ni un loco, fue el más cuerdo de todos los que han pasado por esta tierra. Por eso sigue vigente después de 2000 años. A pesar de todos los que han tergiversado su verdad sigue ahí para que la busquemos sinceramente.

Si este país fuera cristiano de verdad creo que muy pronto podríamos alcanzar la paz.

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