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La guerra en las calles

Pienso que confluencia.com  es un espacio para hablar  de los grandes temas políticos del país, pero también me parece importante hablar de temas cotidianos, de las cosas que nos afectan a todos en Medellín o en cualquier ciudad de Colombia y que hacen la vida mejor o peor. Por ejemplo, esa guerra permanente que vivimos en las calles todos los días peatones y conductores. Estoy convencida de que los cambios empiezan desde lo local, lo micro, lo propio y así lo hemos comprobado en muchos temas.

Por eso se me ocurrió que mi columna sea sobre eso y para hablar de un solo tema escogí el de los peatones. Es evidente que la cultura del respeto por el peatón en nuestro país sencillamente no existe. Ha habido intentos importantes pero pasajeros, por ejemplo durante la alcaldía de Mockus en Bogotá y también durante la de Fajardo en Medellín, y seguramente en otras alcaldías del país, para que los conductores aprendan a respetar el peatón. Sin embargo éstos no han sido suficientes ni sostenidos en el tiempo y eso ha llevado a que para los conductores de carro o de bus o de taxi y ni qué decir de las motos, sea muy normal tirarle el vehículo al peatón. Así de sencillo. Es una expresión más de la intolerancia que nos afecta en el país y de la cual nos habló Lina  Guisao en su columna y también de la falta de cultura ciudadana y el individualismo irrespetuoso.

A todos nos ha pasado que cuando llegamos a una cebra donde teóricamente podemos cruzar sin peligro porque vemos un carro, bus o moto a media cuadra o a más,  y apenas vamos a pasar,  ellos en vez de disminuir o parar, aceleran. Me pasó esta semana, y esos conductores incluso se enojan con el peatón cuando no hay semáforos aunque haya cebra. Si hay semáforo se detienen porque deben esperar a que pasen los otros carros o por miedo a la multa, pero no porque hay un peatón.

Indudablemente este es un signo de la cultura de un pueblo, y quienes han viajado a otros países siempre llegan impresionados de cómo en muchos se respeta al de a pie. Y uno como buen colombiano asustado, obviamente se detiene pero los carros paran y esperan a que uno pase, en cualquier lugar donde haya una cebra e incluso si no la hay.  Sería bueno desarrollar campañas fuertes, contundentes, continuas, muy pedagógicas, ojala también desde los colegios,  creo que incluso con sanciones, para que nosotros cambiemos esta manera de actuar tan agresiva, tan violenta, que refleja lo que somos en el fondo: un pueblo carente de educación y sobre todo faltos de respeto por la vida, como se observa continuamente en las calles de nuestras ciudades en múltiples formas.

Todos podríamos aportar un granito de arena para cambiar las cosas, y por supuesto son nuestras autoridades las que tienen mayores herramientas para jalonar iniciativas creativas que harían más agradable y segura nuestra vida en estas cada vez más populosas ciudades. No renunciemos a seguirlo intentando. ¿Será que nos cuesta creer que podemos comportarnos como en los países “civilizados? ¿Será que la violencia que nos rodea por todos lados nos lleva a ver como natural esta agresión? ¿No podremos transformar lo que hacemos todos los días en la calle, como peatones o como conductores? ¿Será que nos acostumbramos a vivir así?  Si queremos vivir en paz también debemos trabajar en estos temas.

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