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La felicidad no llegará en paquetes de regalo con moñitos

¿Qué va a pasar el dos de octubre? No se deje echar cuentos.  Si le dicen que llegará la felicidad o la desgracia, eso no va a pasar, al menos no ese día. El 2 de Octubre sólo escogeremos la manera como estamos dispuestos a resolver nuestras diferencias. Algunos, entre los cuales me cuento, diremos con el SÍ que creemos en una sociedad capaz de resolver sus conflictos por la vía de la democracia, del  acuerdo, de la negociación. Otros dirán con su NO que como vamos, vamos bien… que la fórmula que hemos experimentado durante 52 años para resolver el conflicto es la adecuada y que debemos seguir matándonos hasta que solo queden “los buenos”.

 

Las sociedades no se caracterizan propiamente por la ausencia de conflictos; al contrario, lo único que garantiza que los países se desarrollen es la existencia de contradicciones a su interior “solo una sociedad madura para resolver sus conflictos es una sociedad madura para la paz”. Si todos estuviéramos de acuerdo en todo, ni la cultura, ni la ciencia, ni la economía en fin, la sociedad no crecería en función de las oportunidades que siempre proporciona la diversidad. Es la confrontación de conceptos, ideas y gustos la que genera la dinámica social que permite enfrentar nuevos retos con nuevos enfoques y en medio de la confrontación, avanzar.

 

Lo que realmente caracteriza una sociedad y la engrandece o la somete al ostracismo no es pues,  la falta de conflictos sino la manera como ellos se resuelven. O nos quedamos enlodados en el pasado de odios o rencores o damos el salto a la incertidumbre de un futuro por construir entre todos.

 

Y claro, si así fuera, vendrá la legalización de medio millón de agricultores que hoy, desde la informalidad, producen el 70 % de nuestros alimentos lo cual mejorará su productividad y nos permitirá ganar la tan anhelada seguridad alimentaria.  Y también vendrá la oportunidad de hacer política en igualdad de condiciones, de derrotar los extremos, todos los extremos, con ideas y acción política y no chantajeados por las armas. ¡Ah! pero no se engañe con eso de que: “ahora van a hacer política”: las Farc han hecho política desde hace más de 60 años, pero la han hecho con la ventaja de intimidación que dan las armas y por ende, el sometimiento de las conciencias. Entregadas las armas y otorgadas las garantías para los partidos de oposición, nuevas voces comunitarias, de todas las tendencias, pondrán en cuestión sus ideas y opiniones. Las víctimas de una guerra atroz recibirán no solo los cuerpos y las historias de sus familiares, sino también la tranquilidad que solo da el perdón, como ya ha empezado a suceder.

 

No se engañe, la felicidad no llegará en paquetes de regalo con moñitos. Eso no existe. La única felicidad posible es la de luchar día a día con nuestras dudas, la de construir conjuntamente la libertad, no como un espacio donde puede hacerse lo que uno quiera, sino como la posibilidad de hacer todo lo posible para que las generaciones venideras tengan la oportunidad de hacer lo que quieran.

 

Si por el contrario nuestra decisión es quedarnos encerrados en los odios pasados y venideros, pues la fórmula es sencilla: continuará la violencia. ¡Ah! y no se engañe… no hay violencia “buena”.

 

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