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La campaña del chantaje

Jhon Hélber Rodríguez

Quienes han tenido el poder y temen perderlo en las próximas elecciones presidenciales, básicamente están realizando una campaña fundamentada en el chantaje. Amenazan a todos los colombianos diciéndoles que, si votan por otros distintos a ellos, van a llegar todos los males que precisamente ya existen hoy en el país y que son el resultado de sus gobiernos. Males que siempre han negado que existan y sobre los que nunca han aceptado que son ellos los responsables de que estemos en el «abismo» mismo con el que nos amenazan en caer.

 

Nos dicen, con voces llenas de rabia, que si votamos por otros distintos a ellos el país va a ir a la quiebra, que estaremos arruinados, pero son ellos quienes se roban 50 billones de pesos al año de nuestros impuestos y nos tienen en el atraso y en el déficit presupuestal que presenta hoy el país. Son ellos los responsables del desfalco en la Ruta del Sol, Reficar, a Madelena, a Foncolpuertos, al Ministerio de Agricultura con Agro Ingreso Seguro, a las EPS Saludcoop, Salud Total y Cafesalud, son los que evaden impuestos con empresas ficticias en paraísos fiscales y quienes han entregado, por medio de sobornos, los más grandes contratos del estado, muchos de los cuales nunca se han terminado como el Puente de La Línea, inaugurado hace diez años por un ex presidente pero que nunca ha entrado en operación y ha tenido que ser liquidado en varias ocasiones por incumplimiento de sus empresas contratistas.

 

Nos dicen, a gritos, que si votamos por otros distintos a ellos los colombianos sufrirán de hambre, pero son precisamente ellos los responsables de que en La Guajira, Chocó y cientos de otros territorios del país los niños mueran por desnutrición y que en las ciudades capitales y en el campo a los ancianos les pase igual. Según la Universidad Externado de Colombia, la desnutrición en la población infantil y juvenil de La Guajira podría estar en niveles entre el 30% y el 40%, en un 50% para las personas de la tercera edad y en un 3% en adultos. Pero no solo eso, son además los responsables de que los recursos que se asignan para los restaurantes escolares queden en manos de contratistas corruptos y no se transformen en alimento para los niños desnutridos.

 

Afirman, en medio de alarmas y ultimátums que, si votamos por otros distintos a ellos tendremos que irnos del país, pero no reconocen que somos el segundo país con más desplazados del planeta, después de Siria, y el primero de Latinoamérica, con mayor cantidad de ciudadanos, en promedio, que por el desempleo y la persecución viven hoy en otros países. No dicen que el desplazamiento y la apropiación de las tierras de los campesinos desplazados ha sido una estrategia que han apoyado en muchos territorios del país y de la cual sus aliados políticos, la mayoría en armas, se han beneficiado.

 

Nos dicen que si votamos por otros tendremos una dictadura, un gobierno de tiranía que se atornillará en el poder, pero quien lo dice compró a senadores con notarías y cargos públicos para que le torcieran el cuello a la Constitución y aprobaran su reelección presidencial y que, incluso, se quizo reelegir para un tercer mandato que, de no ser por las altas cortes, se hubiera materializado.

 

Quienes han tenido el poder nos dicen que si votamos por otros distintos a ellos llegará una pobreza inmensa pero son ellos los responsables de que Colombia sea el segundo país con mayor desigualdad del continente después de Haití. Que la riqueza esté altamente concentrada en solo unos pocos que son los mismos que les financian las campañas y que, por ejemplo, en el tema de la tierra seamos el país de la región con mayor nivel de concentración de fincas en el 1% de propietarios.

 

Por lo único que se han preocupado, quienes hoy tienen el poder, es en elaborar una campaña basada en la manipulación que puede generar el miedo a un escenario catastrófico, que le atribuyen a otros, pero que en realidad es el que ellos han producido y que precisamente será necesario sacarlos del estado para poder cambiar tal lamentable situación. Quienes elaboran esta campaña son unos políticos, unos candidatos y unos partidos sin vergüenza alguna sobre la responsabilidad de los desastres que ya han causado y los cientos de delitos que han cometido. Una campaña sin ninguna propuesta clara, seria, verdadera sino exclusivamente orientada a que votemos, no movidos por la esperanza, sino por el miedo y por lo tanto a atrapados en la continuación de la tragedia que desde décadas hemos vivido con ellos al mando.

 

Pero, en alguna medida, es entendible que esa sea su campaña porque la salida de los cobardes siempre será culpar a los demás.

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