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In memorian. Pluralidad y tolerancia, legado de Héctor Abad Gómez.

 

Hace 30 años, y mientras ejercía el servicio social obligatorio (año rural) como médica en San Pedro de Urabá, un pequeño pueblo, epicentro como muchos, de la violencia en Antioquia, ocurría en Medellín el asesinato de mi maestro Héctor Abad Gómez; sumando esta muerte, a las muchas otras que configuraron una página de violencia y horror para el país y en la cual la Universidad  de Antioquia, su casa, aportó una gran cuota de dolor y pérdidas.

 

Pese a esta verdad contundente, en mis recuerdos, esas ventanas de la memoria que permiten volver a pasar por el corazón las vivencias más significativas de la existencia, Héctor Abad, sigue vivo.

 

 

Las imágenes que vienen a mi memoria son las de un hombre de mirada franca y serena, sonrisa amplia, carcajada de cuerpo entero, palabras profundas y sabias y que disfrutaba la vida a plenitud: tenía siempre en su escritorio rosas y libros para recordar la esencia de lo humano: naturaleza y cultura.

 

A quienes tuvimos la fortuna de ser sus alumnos, en las clases de Salud Pública de la Facultad de Medicina, nos enseñó que la vida era el valor esencial y que nuestro compromiso principal era su cuidado.

Que en sociedades profundamente inequitativas como la nuestra, el ejercicio de la medicina, debía ser un compromiso con la equidad y la justicia social y nuestra tarea restituir y conservar la dignidad de la vida.

Nos contagió para siempre con la pasión y el entusiasmo con que él ejercía el oficio de médico salubrista y maestro, pero sobretodo nos enseñó con la palabra y el ejemplo que la riqueza de la vida humana es justamente su diversidad, y que el respeto a la diferencia es el pilar para construir una sociedad justa y en paz, y la universidad el proyecto humano por excelencia para dar éste testimonio.

 

 

Hoy, en el contexto del país, donde el silencio de los fusiles es apenas el inicio de un largo camino hacia la paz,  cobra más vigencia que nunca ese legado de pluralidad y tolerancia como los valores fundamentales para seguir defendiendo la dignidad de la vida humana y la construcción de una sociedad donde sea posible

la equidad, la justicia y la paz.

 

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