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Fajardo no hace milagros

Por: Alonso Salazar

Los antioqueños y medellinenses fuimos testigos de la gestión de Sergio Fajardo como alcalde y gobernador. Con él, trabajando en equipo, vimos salir a Medellín del punto muerto, del aislamiento, de administraciones más conocidas por la corrupción que por realizaciones. Logró que la ciudad fuera referencia en el mundo por cosas diferentes al narcotráfico.

 

Fajardo, con el Movimiento Compromiso Ciudadano, diseñó y ejecutó un proyecto que nos dio un nuevo aire, alimentó la esperanza, inspiró confianza y dejo abundantes obras y programas que multiplicaron las oportunidades para los más humildes e hicieron más competitiva la ciudad. Los gobiernos de Compromiso Ciudadano construyeron Metrocables, el tranvía, las escaleras eléctricas de la 13, parques bibliotecas, el Museo de la Memoria, el Parque Explora, RutaN. Y realizó programas sociales como Becas Epm, Buen Comienzo, Mínimo vital de agua, atención a víctimas del conflicto, Medellín Solidaria.

 

Algunos de los críticos dicen que en Medellín todavía abundan los problemas, obvio. Fajardo ni predica ni hace milagros. Superar las profundas inequidades y desarreglos sociales, requiere una larga continuidad de políticas. Ahora ha estructurado un proyecto para el país y tiene la capacidad de hacerlo realidad, movilizando lo mejor de nosotros, como personas y como sociedad.

 

Al final de un mandato presidencial suyo, Colombia no será un paraíso. Pero no tengo dudas de que Fajardo, con sentido práctico e imaginación, intervendrá, como en Medellín, las zonas que en campos y ciudades de Colombia han sufrido las mayores ausencias y crueldades, para llevar a ellas desarrollo propiciando la dignificación de hombres y mujeres haciéndolos protagonistas de la planeación de su futuro. Mostrando que el Estado se hace fuerte no solo por la presencia legítima de Policía y Fuerzas Militares, sino sobre todo porque asume la responsabilidad con el progreso social.

 

Abrirá un camino para que además de reconciliarnos, vayamos logrando que la educación, el conocimiento y la cultura, sean elementos constitutivos de un desarrollo incluyente.

 

 

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