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EL CORAZÓN DE LA CORRUPCIÓN

Está muy claro que la corrupción es uno de los más grandes males del país, no el único ni el primero, pero quizás si un factor determinante para el avance de esta sociedad en aspectos que hace mucho tiempo deberíamos haber superado. La pobreza y la desigualdad, sin duda, siguen siendo nuestro mayor problema pero la corrupción impide concretar cualquier programa o proyecto que pueda atacarla.

 

Lo que parece que olvidamos es que el problema de la corrupción no son solo los políticos y los funcionarios que la ejercen y la tramitan para formar las clientelas que los eligen y los reeligen eternamente cada 4 años, a pesar de sus delitos comprobados, e incluso  logran que sus hijos, padres, hermanos o sobrinos hereden esas clientelas, aun siendo ellos condenados a diferentes penas. Ni son solo los empresarios privados que corrompen a esos políticos y funcionarios para que les entreguen los contratos a cambio de dinero para eternizar su poder a costa de la pobreza y el atraso del país.

 

La gente ama a sus congresistas como lo dijo  Roberto Gerlein en una entrevista a Caracol hace unas semanas. Y yo me pregunto ¿por qué los aman? Pues ahí está la explicación para la existencia de esas clientelas que son el primer eslabón de la corrupción.  Los aman porque aún desde antes de la elecciones les ayudan, les “colaboran” como dice la gente para llamar este delito, con mercados, con tejas para la casa, con remedios para los enfermos, con dinero para que les hagan campaña y no sabemos cuántas más cosas se inventan para ganar sus favores. Y una vez elegidos entonces les ayudan con puestos, con subsidios, con el Sisben, con vivienda y con ayudas diversas que ni siquiera uno puede imaginar pero que son las que hacen ¡que los amen!

 

Esos ciudadanos comunes y corrientes  parecen no darse cuenta de que ellos son ¡el CORAZÓN de la corrupción! Ellos son el alimento del que se nutren los corruptos para que en cada elección queden los mismos que se roban el dinero de los niños, de sus propios niños, de los maestros, de la salud, de las vías y de todo lo que necesita este país.  Esos ciudadanos son tan corruptos como esos políticos de cuello blanco que han sido intocables hasta ahora.

 

Si señor ventero, señora del aseo, señor desempleado, señor vigilante, joven estudiante, ama de casa, señor empleado, señor camionero, señor obrero, señor empresario, usted que dice no creer en nadie en este país de corruptos es tan culpable como ellos cuando les da su voto porque le dieron algo el día de las elecciones o se lo van a dar más adelante o le van a ayudar con un empleo para el hijo, o le van a dar un contrato, o cualquiera de las miles de formas que puede tomar esa cadena que parece indestructible de la corrupción. El voto de opinión libre y crítico en Colombia aún no logra derrotar esa condena que nos amarra a lo peor de este país.

 

Por eso la invitación es a que cada ciudadan@ cuestione su actuación. A que cada ciudadan@ reproche la actuación de sus amigos y parientes que aman y agradecen a esos políticos corruptos que han destruido el país y lo van a seguir haciendo a punta de favores personales para crear y mantener esas clientelas que parecen su propiedad privada. Hay que romper esas clientelas pero por la conciencia de cada uno. Clientelismo y politiquería son corrupción, no son un delito menor.

 

En Medellín y Antioquia Sergio Fajardo demostró que se puede llegar al poder sin clientelas y que se puede gobernar sin alimentarlas. Fue claro, no solo para los colombianos sino para el mundo, que esta ciudad se transformó en solo cuatro años, una transformación insólita en Colombia que ha trascendido todas las fronteras. Algo que era casi imposible de creer lo vimos y lo vivimos quienes ya éramos adultos. Parece que muchos jóvenes de Medellín no conocen esa historia reciente y no saben lo que era esta ciudad hasta el año 2003. Sería bueno que investigaran un poco sonbre lo que pasó en aquellos años.  También algunos adultos parece que no tienen memoria y hoy creen todas las calumnias que han sacado contra él. Luego Fajardo logró lo mismo en la Gobernación de Antioquia, pero allí su sucesor anda dedicado a destruir todo lo bueno que se inició en ese periodo causando un daño irreparable a las inversiones realizadas y los valiosos programas que se desarrollaron para los jóvenes, los niños, los campesinos, las mujeres, pues han sido desmontados.

 

La prueba de fuego ahora es volver a llegar, pero a la Presidencia de la Republica, sin clientelas y sin corruptos. Si se llega al poder sin esos compromisos se gobernará distinto y el país verá cambios increíbles. Pero solo los ciudadanos pueden decidirlo. Si apostamos a la gente limpia y honesta podremos pasar ¡del miedo a la esperanza!

 

 

 

 

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