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El acabose

Nelson Enrique Restrepo Ramírez

Las hidroeléctricas en Antioquia a cargo de Epm han sido estudiadas, diseñadas, han hecho los cierres financieros, construidas, por las empresas de ingeniería, cemento y construcción más importantes de Antioquia. Cuanto más grande e importante ha sido Epm, igual le ha sucedido a las empresas del GEA. Con los recursos naturales de Antioquia y el dinero de los servicios públicos de los paisas (siempre tan cumplidos) han crecido y florecido las empresas públicas y privadas de Medellín y Antioquia. Hoy son multilatinas Epm, Sura, Bancolombia, Grupo Argos, etc.

 

Ha sido tradición que estas empresas, a través de sus miembros, ocupen la gerencia y la junta directiva de las Epm; que financien las campañas de los dos candidatos más opcionados a la alcaldía de Medellín; que se ganen las licitaciones para construir las hidroeléctricas; que le sean perdonados por miles de millones los errores de construcción a las empresas para no actuar en contra de “aliados estratégicos”; que sea muy difícil, se dice “imposible”, que un dueño de predio, comunidad local o alcalde de municipio pequeño, le gane un pleito jurídico a las Epm y a las empresas constructoras por daños o impactos ambientales mal manejados asociados a “errores constructivos”.

 

La alianza entre empresas privadas y las Epm ha sido un circuito cerrado y eficiente para todos los “socios”. Lo que pasa ahora, es que en el proyecto más grande emprendido por el empresariado antioqueño (público y privado) llamado Hidroituango, todo es gigante, costoso, los “errores constructivos” ascienden a 9,6 billones; y tal parece que esta vez el alcalde de Medellín pretende salirse del círculo para enfrentar las consecuencias de los errores.

 

En campaña Daniel Quintero acusó de corrupta esta alianza de empresas privadas y Epm ante el Concejo de Medellín por lo sucedido en la entrega del contrato de Hidroituango y la crisis generada por los errores constructivos. Recién posesionado se tensionó con el empresariado antioqueño porque no nombró a un gerente proveniente del GEA; Daniel Quintero respondió que requería un gerente canchero en temas jurídicos porque debería enfrentar los líos de Hidroituango y Electricaribe, y que por eso escogió a un ex auditor (más allá de su promesa de entregarle la tarea a una firma casatalentos); ahora pone el afrente de la Junta Directiva a abogados de conocida trayectoria con el mismo propósito.

 

Está en crisis entonces la tradicional alianza entre las empresas del GEA y las Epm, el circuito cerrado donde se conjuraban los errores. Tienen razón los empresarios privados antioqueños en llamarlo crisis no tanto por lo de ahora, sino por los pleitos jurídicos futuros, porque para responder por 9,6 billones, en caso de que un juez defina esa cifra, sería necesario implicar el patrimonio de las empresas privadas y eso les crea un panorama desastroso, se necesita una y media ISAGEN para pagar esa obligación. En lo político también será jodido: imagínense al alcalde de Medellín, éste o al que le toque, acusado de Chavista estatizador de empresas, Petrista responsable de implantar el socialismo del siglo 21 en Medellín con los dineros de las empresas antioqueñas, el acabose.

 

Por ahora el trámite está en una conciliación, un escenario que convoca a las partes, con la participación de un tercero (la Procuraduría) y en medio el debate público. Dudo que de la conciliación salga un acuerdo para que las empresas constructoras de Hidroituango paguen a las Epm por sus errores constructivos, pero tampoco se van a arriesgar a que el proceso continúe hacia una demanda penal donde un juez obligue y ordene expropiación. De ese diálogo conciliador lo que va a salir es una propuesta de negocio: que una empresa grande y multinacional invierta una partecita de su capital de riesgo en Epm, llene el hueco, y ninguna empresa privada se joda.

 

A mi no me gusta el procedimiento usado por el alcalde Daniel Quintero con la Junta Directiva, debió llevar este tema a la Junta, conocer mejor el punto de vista de sus integrantes; tal parecía que podría encontrar en ella votos a favor de su estrategia y conflictos de intereses, ambos muy útiles para su propósito. Pero no lo hizo bien ni a tiempo. Le queda el Concejo Municipal donde debe retomar como alcalde el discurso y el queso.

 

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