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Ante la barbarie, defender las bibliotecas

La semana antepasada nos sorprendió la noticia del cierre de varias bibliotecas del Sistema Público con el que contamos en Medellín. La noticia no pasó inadvertida y varios pronunciamientos de líderes culturales de la ciudad tuvieron una significativa resonancia (http://alponiente.com/ojala-no-vuelva-a-pasar/ ;  http://alponiente.com/pisando-duro/ ). A estas opiniones se sumó la participación de la ciudadanía en las redes sociales, lo que llevó, afortunadamente, a la reapertura de las bibliotecas y de otro importante centro cultural como el Museo Casa de la Memoria. La razón – o mejor la sinrazón- de tal cierre se fundamentó por parte de la administración municipal en la lógica de la contratación pública que hoy rige en la ciudad. Sin embargo, ante la presión ciudadana quedó en evidencia que las dificultades burocráticas se pudieron resolver con la “voluntad” política de los funcionarios encargados. De alguna manera, la reacción ciudadana y la respuesta de la administración – que no pudo permanecer indiferente- son muestra de que las bibliotecas en  Medellín han cobrado un lugar significativo, sino en los gobernantes de turno, sí en la ciudadanía y en la comunidad cultural de la ciudad, que han hecho de estos espacios referentes fundamentales para el encuentro, la formación, la construcción social, comunitaria y ciudadana, trascendiendo las mega estructuras en las que muchos siguen poniendo la atención.

Ahora bien, una nueva barbarie contra los libros y las bibliotecas se presentó este fin de semana, puente de reyes, esta vez en la ciudad de Bogotá, específicamente en el barrio San Cristóbal al sur de la ciudad, en donde hace cinco años y como fruto del trabajo comunitario y de organizaciones de base funciona la biblioteca La Casa del Viento, la cual fue incendiada, afectando así un espacio fundamental y vivo de los habitantes del sector. Esta manifestación de barbarie, solo puede ser fruto de mentes y seres hostiles a la cultura, la libertad y la autonomía que representan los libros, la lectura y la palabra como concreción de la creación humana. Total repudio merecen este tipo de actos que muestran, una vez más, que los autoritarios le temen a la ampliación y al acceso a la cultura, al pensamiento y a la crítica. Incendiar una biblioteca es signo de la ignorancia, la cobardía y el desprecio por la humanidad de quienes recurren a estos actos como forma de intimidar y amenazar a una comunidad que entre todas las luchas que libra a diario, tiene el valor y la inteligencia para darle un lugar importante al libro y a la conversación como elementos centrales en su construcción
comunitaria.

Foto tomada de https://twitter.com/ojoalsancocho

Que no se repitan el cierre de las bibliotecas públicas y menos la incineración de ellas, ojalá sostengamos la fuerza y el valor para defender estos espacios que reúnen logros culturales de la humanidad. Toda la solidaridad con el barrio San Cristóbal y fuerza constructiva a La Casa del Viento  para que se renueve y sea cada vez más sólido su proyecto bibliotecario y comunitario.

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