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El pequeño duende

Jhon Hélber Rodríguez

Los colombianos de todos los territorios y clases sociales tienen a su lado un pequeño duende que los tiene hipnotizados, al cual no se resisten a mirar permanentemente, a escuchar y a dedicar tiempo por encima incluso de su grupo familiar, amigos o de cualquier otra actividad. Ese pequeño duende les da su versión sobre lo que pasa a su alrededor, se ha convertido en su maestro. Les habla con tal confianza, intimidad y claridad que es casi imposible no creer lo que afirma. Ese pequeño duende es su celular o teléfono móvil, el cual se ha convertido no sólo en una herramienta para hacer y recibir llamadas sino, principalmente, para recibir información, de alguna manera para informarse, reemplazando a la radio, la prensa y a la televisión. Las campañas políticas del engaño ya lo descubrieron y han convertido al duende en su aliado.

 

Más celulares que personas

En Colombia hay cerca de 60 millones de líneas de telefonía móvil, lo que equivale a 1,2 líneas por cada habitante, según el informe del último trimestre de 2017 del Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. Por su parte la telefonía fija (Telefonía Pública Básica Conmutada -TPBC-) alcanzó 6,93 millones. Siendo sólo el 10% de las líneas móviles.

 

Estas cifras explican porque en muchas regiones del país llegaron primero, y desde hace varios años, los teléfonos celulares antes que la telefonía fija, el internet, la televisión e incluso la energía eléctrica. Estas regiones no necesitarán en adelante telefonía fija y, más aún, muchos hogares han prescindido de sus teléfonos fijos y sólo usan actualmente el teléfono móvil como medio para hacer y recibir llamadas.

 

Es decir que en Colombia hay más teléfonos celulares que habitantes y que esta tecnología ha logrado llegar a todas las clases sociales y territorios del país de una manera única, como ningún otro medio de comunicación. Los estrategas y asesores de campañas políticas saben eso y han orientado sus acciones a este medio.

 

Formación de audiencias

La formación de audiencias o formación para el consumo crítico de medios es algo que apenas empieza a escucharse en la academia y en algunos sectores o movimientos sociales. Se trata de formar a la ciudadanía para que, por medio de un ejercicio de análisis y lectura crítica de los contenidos que recibe de los medios de comunicación, evalúe si son ciertos o no, si han sido manipulados sus datos, si información es o no tendenciosa.

 

Esto no se ha realizado en Colombia para los grandes medios y, como es de esperar, para el caso de la información que se distribuye por aplicaciones como WhatsApp, ni tan siquiera se menciona por parte de las campañas del estado o de los operadores. Es decir que la gran mayoría de usuarios de telefonía móvil están completamente desprovistos de herramientas que les permitan hacer una lectura crítica de la información que reciben por medio de sus teléfonos celulares y que combina todas las formas comunicacionales: mensajes de texto, artículos completos, audios, videos, fotografías y videos.

 

Las campañas sucias y el teléfono celular

Las campañas sucias han enfocado su principal arsenal de material y propaganda negra para ser distribuido por medio de los teléfonos celulares, pues a diferencia de los sitios web, la radio o la televisión, lo que por allí se difunde no deja “huella”, es decir que no se puede atribuir la responsabilidad de su producción o circulación a alguien en particular, sea este una persona o una empresa. Simplemente se ponen a circular y, entre más escandaloso y amenazante sea el contenido, más rápidamente se difundirá.

 

Algunos de los mensajes y contenidos más difundidos

 

Bombas

Luego de los lamentables hechos de Barranquilla, empezaron a circular los audios de un supuesto agentes de policía anunciando que “hay información de inteligencia que alerta sobre bombas que se van a instalar en las ciudades” y previniendo a la gente para que no salga de sus casas. Una estrategia para generar miedo, percepción de inseguridad y vulnerabilidad entre la ciudadanía. A pesar de ser información claramente falsa,  logró difundirse ampliamente.

 

eCenso

Muy recientemente circuló un audio donde alguien, alertaba sobre el peligro de participar en el eCenso del Dane, y de cómo cada persona que se registraba se convertiría automáticamente en un voto electrónico para que fuera elegido Timochenko presidente de Colombia.

El proceso de paz

Indudablemente la mayor estrategia y campaña que se ha realizado hasta ahora usando como principal mecanismo la difusión los teléfonos móviles, fue la que se realizó en contra del plebiscito por la paz. Ya los colombianos conocimos las declaraciones del gerente de la campaña por el No, Juan Carlos Vélez, en la cuales abiertamente aceptó que habían desarrollado una campaña para decirle a la gente mentiras y que no estaba enfocada en los acuerdos. Pero lo que no sabemos los colombianos fueron las estrategias y campañas negras por medio de las cuales directamente lo hicieron; sin embargo sí conocimos los mensajes que llegaron y se volvieron virales en las cadenas de WhatsApp.

 

Uno de estos mensajes fue el que planteaba que el acuerdo de paz iba a ser financiado descontando la mesada a las personas pensionadas del país, información que muchas personas creyeron cierto y que generó una gran indignación como se lo esperaban sus autores. La otra también muy difundida era sobre los pagos que iban a recibir los ex combatientes que, según el audio, era $1.800.000. Cuando lo cierto es que sólo recibirían por unos meses el 90% del salario mínimo.

 

Las elecciones que se vienen y la campaña

Los partidos políticos, como el Centro Democrático, que fue el responsable de toda la campaña negra del plebiscito, encontró una muy poderosa herramienta de publicidad a la cual seguramente no va a renunciar y que por el contrario afinará mucho más para aplicarla en la actual campaña presidencial.

 

En un país con bajos niveles de formación, con tan escaso control a la responsabilidad social de la información y sin formación crítica de audiencias nos plantea un reto no solo a los partidos políticos e instituciones sino a la democracia misma de Colombia. Debemos estar muy atentos a lo que nos llega por medio del “pequeño duende”. Lamentablemente las personas como menor nivel de formación y sin posibilidad o capacidad de acceso a otras fuentes de información donde pueda contrastar los contenidos que reciben son quienes terminan aceptando todo como cierto y, además, difundiendo.

 

Por ahora nuestra tarea es alertar a las personas de nuestro círculo social y familiar más cercano para que entiendan que no todo lo que llega por el teléfono celular es cierto y que debe desconfiar de mensajes que no tienen una fuente que se responsabilice de los contenidos.

 

Las elecciones para la presidencia, así como las del plebiscito, también se pueden ser ganadas por una campaña de mentiras, desinformación y engaño que en vez de presentar propuestas genere miedo. Ya nos han dicho, por ejemplo, que el riesgo de Colombia es el “castrochavismo”, un absuro término de algo que no existe y que busca que los colombianos pongamos nuestro foco en otro país, cuando Colombia tiene sus propios problemas por resolver y para los cuales simplemente no nos quieren dar respuestas sino asustarnos, para que salgamos con miedo, odio y no con esperanza y alegría a votar.

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